El 22 de marzo de 2014 confluyeron en Madrid ocho marchas de manifestantes procedentes de otros tantos puntos extremos del país. A ellos se añadieron multitud de ciudadanos (probablemente medio millón) que protestaban por el estado de la economía y de la política en el país. Aunque el manifiesto convocante hablaba de propuestas como no pagar la deuda externa, la mayoría de las consignas coreadas fueron dirigidas contra la reforma laboral y abundaban sobre la corrpución política con proclamas tales como "detrás de los leones están los ladrones".
Los conflictos laborales de Coca-Cola y Panrico y la minería leonesa fueron los más reivindicativos.
Estos últimos, los bomberos y los del barrio burgalés que acababan de torcer el brazo del gobierno municipal fueron saludados con verdadero fervor místico mientras desfilaban para incorporarse a
la manifestación.